La identidad se va construyendo, día a día, en el quehacer y comunicar de la empresa.

LA IDENTIDAD NO ES ALGO ESTANCO, ESTÁTICO, ESTÁ CONFORMADA POR VARIOS ELEMENTOS CUYA INTERRELACIÓN SINÉRGICA DEVIENE EN IDENTIDAD INTEGRAL. LLAMAREMOS DIMENSIONES CONSTITUTIVAS A ESTOS ASPECTOS QUE ACTÚAN EN CONJUNTO Y COOPERAN ENTRE SÍ, POSIBILITANDO ALCANZAR LOS OBJETIVOS POR MEDIO DE PRÁCTICAS EFICACES.

Al adentrarnos en la conformación de la identidad de las empresas se distinguen tres componentes: uno material, otro inmaterial y la confirmación de la existencia de ambos al relacionarse con otros y estar insertos en un contexto. En esta experiencia, se autoreconoce, se identifica, se diferencia y todo ello puede consumarlo porque es, existe y de una manera particular. Cuanto más se diferencia del resto, más se recortará su identidad de los demás. Mejor se definirá su personalidad.

Podemos equiparar estos campos con las dimensiones humanas de: corporalidad, espiritualidad/intelecto y socialización o vinculación interpersonal. Estos tres aspectos se relacionan sinérgicamente, conformando una unidad singularizante de su identidad.

El inicio de una empresa o un emprendimiento que tomará forma y consistencia a través del tiempo, durante su evolución, marca un punto clave de anclaje. Una idea, una intención o el encuentro con un producto o servicio aptos para comercializar serán el embrión a partir del cual se iniciará el proceso de desarrollo y el despliegue de la organización y el de su identidad. Quienes tuvieron la idea original, sus autores ideológicos o materiales, sus fundadores, los avances del proyecto, el lugar donde se inicia y se desenvuelve, las personas con las que se mostrará a la sociedad y la forma de hacerlo, entre otros, marcarán una manera de ser y hacer particular.

Es oportuno volver a ciertos conceptos capitales de Chaves y Villafañe, ya desarrollados. Del primero, cuando define a la realidad institucional como el “conjunto de rasgos y condiciones objetivas del ser social de la institución” (Chaves, 1996: 11). Y de Villafañe (1999:18), su postulado en cuanto a que la identidad de una organización se construye y consolida en la intersección de tres rasgos estructurales. El primero (eje vertical) es el de su historia, hasta el presente. El segundo (horizontal) alude al momento actual, signado por el proyecto. Y el tercero (transversal) corresponde a la cultura corporativa.

Consideramos también a la dimensión declarativa que corresponde a aquello inmaterial. Es una especie de proclamación. Representa los valores y principios de la organización. Se define por responder al cómo se implementará. Involucra a la ética y refiere al pronunciamiento o manifestación explícita y voluntaria que realiza la empresa. Ésta puede ser pública o privada.

Es una autoconstrucción selectiva de referencia y de diferenciación voluntaria, motivada, incentivada. Sintetiza una promesa a sí misma, un compromiso y una conducta frente a los demás; como así también, una visión prospectiva que incluye proyectos, declaraciones, orientaciones estratégicas, planes, políticas de acción y modalidades de atención de los diferentes públicos, las iniciativas actitudinales y conductuales y las características inmateriales que posee esa institución y no otra.

Muchos de estos tópicos están definidos y sintetizados en los pronunciamientos de misión, visión y valores que, en general, una empresa se esfuerza en delinear y exponer al momento de su creación. Y se cumplirán y llevarán a cabo durante la actividad comercial.

La empresa se relaciona (y aquí podemos descubrir la  dimensión relacional) con pares, proveedores, clientes (potenciales o actuales), ex clientes, comunidad, etcétera. En este sentido es interesante destacar lo siguiente: “la identidad tiene, por tanto, un aspecto relacional. La cuestión de lo otro aparece como constitutiva de la identidad. Lo otro es la condición de afirmación de una identidad, tanto como lo es lo propio: el ser mismo”. (costa, 1992: 210)

La dimensión relacional, como su nominación lo indica, tiene como principal eje de estudio las vinculaciones de la empresa con otros (en sus diferentes manifestaciones).

Una empresa habla a través de los productos y servicios que brinda y de los medios que adopta para comunicarlos, divulgarlos e instalarlos en el o los sectores a los cuales pretende llegar. Nos referimos a su folletería, sus pautas publicitarias, su sitio web, sus mails, su interacción en las redes sociales, hasta en las comunicaciones mediante dispositivos móviles, por medio de sus empleados, al relacionarse con los públicos. Precisamente, en ese entramado vincular se manifiesta su identidad y pone en acto su capacidad de existir y ser reconocida.

Las dimensiones declarativa y básica/material de la identidad corporativa se revelan en la dimensión relacional, donde cobran vida, se dinamizan.

En todos estos momentos,  transcurrir e interrelación no sólo se muestra, se va haciendo palpable la identidad sino que se va construyendo.

 

Del libro “Identidad Modelo BDR PyME- Guía metodológica para su análisis” de Gladys Sebastiao Victorino  (Páginas 61 a 84)